Pura paja cunde en las noticias del país. ¿Cómo podría dudarse de ello? Si recordamos que según la Real Academia Española podemos entender al vocablo “paja”, en su séptima acepción; como “lo inútil y desechado en cualquier materia”, entonces veremos que eso es lo que más prolífera en la Venezuela de hoy. La Venezuela asolada diariamente por la agitación y propaganda. La Venezuela donde, para poder cambiar nuestro futuro, debemos saber separar a la paja del grano, el hilar fino, el distinguir entre qué es distracción y qué es prioridad.
Lo más perturbador en esta temática es lo tanto que el sistema oprobioso actual nos quiere despistar. En muchas instancias lo logra, pero en otras, la propaganda no puede sostener la inverosimilitud de algunos de sus argumentos. Entre los ejemplos exitosos, podemos enumerar desde los de mayor envergadura como el de la “Asamblea Nacional Constituyente” (ANC), hasta las tonterías vánales donde Nicolás Maduro y sus acólitos salen en un video para sordomudos. ¿Por qué se afirma su éxito? Porque en su momento captó nuestro mirada y dispersó nuestra atención, o lo que es decir, les permitimos que se adueñaran de la narrativa de los acontecimientos, que ellos dictaran el tópico sobre el cual se debía hablar. Ese es su juego, porque la propaganda es efectiva siempre y cuando genere confusión.
¿De qué trata cuando se habla de la confusión generada por la propaganda?, puede preguntarse el lector. Se trata del hecho de que el aparato propagandístico del régimen nos desvíe de la realidad en favor de sus fantasías. Es la clase de manipulación que termina haciendo que uno cambie oro por espejos y deseche lo importante por lo trivial. Anteriormente se citó el caso de la llamada “Constituyente”, esto no se hizo gratuitamente o al azar, sino que se exaltó porque ilustra muy bien el punto expuesto.
En el contexto de las protestas del año 2017 se generó un ambiente de suma tensión contra el régimen imperante, ¿cuál fue la solución de la tiranía más allá de la represión? El anuncio de todo el proceso relacionado a la “ANC”. Con ello, los fieles seguidores de Joseph Goebbels, lograron que nos distrajéremos de nuestro objetivo de seguir afincándonos en la renuncia de Maduro y que nos preocupáramos por la instalación de un organismo metaconstitucional. A esto se le llama el principio propagandístico de la transposición, que consiste en responder al ataque con ataque, en negar las malas noticias a través de otras que las distraigan. Eso fue lo que ocurrió. El régimen estaba en una mala situación y sustituyó a la misma con un asunto diferente, alejándonos así de la realidad: que la ANC era y aún es solo un pote de humo y una caja de espejos. La geometría del poder en el país nunca cambió, ésta sigue concentrada en el poder ejecutivo, y el desgobierno continúa en su devastación. Lo mismo puede aducirse sobre las simulaciones electorales que transcurrieron luego: no significaron ni cambiaron nada.
Así fue como la “ANC” y sus sucesivas variaciones en las elecciones posteriores, mostraron gran maestría del régimen sobre uno de los principios de Goebbels. Podemos mencionar algunos ejemplos de otros de los preceptos del referido propagandista nazi en nuestra cotidianidad: el principio de la simplificación y el enemigo único, que consiste en adoptar una idea única y a un único adversario, que podemos encontrarlo en la noción del socialismo, el mesianismo con la figura de Hugo Chávez Frías y la configuración del “imperio norteamericano” como el eterno enemigo; el principio del método del contagio, que consiste en reunir a los adversarios en una sola categoría, puede denotarse en el calificativo de “escuálidos” para el pueblo opositor y el de “la derecha” para todos los políticos demócratas; el principio de la exageración, que es volver a cualquier anécdota como una amenaza grave, se ve en el tratamiento del régimen respecto a Colombia y el catalogar a Óscar Pérez y a sus compañeros como “terroristas”; y si siguiéramos con el ejercicio probablemente encontraríamos que todos los principios “goebbelianos” nos están siendo aplicados.
Por otro lado, como bien se dijo al principio de este artículo, hay instancias en que la propaganda sencillamente no puede contra el peso de las realidades. Considero como caso emblemático el hecho de que, a pesar de la insistencia del régimen y el colaboracionismo de ciertos politiqueros, el pueblo venezolano en su mayoría no ha podido ser seducido hasta ahora al menos, por el canto de sirena que son las “elecciones presidenciales”. Pienso que esta circunstancia debe ser explotada por la dirigencia responsable y coherente sobre la base de su importancia. Tal realidad no supone poca cosa. Todo lo contrario. Es indicativa de un quiebre importantísimo con la ilusión de que en Venezuela se podía cambiar al sistema con votos, por lo que demuestra que los venezolanos han vencido a la propaganda y perciben la realidad: la institución del voto ha sido coaptada y, por ende, no servirá como fiel expresión de la voluntad del pueblo.
Es la organización ciudadana amplia, sólida y cohesionada, como único recurso interno, la que puede darle pelea al régimen tiránico y sus recursos propagandísticos. Las dinámicas de la lucha popular no pueden ser solo campañas de reacción a todas las artimañas totalitarias, porque nos perderíamos entre los ecos de las intrigas e insinuaciones propiciadas desde el poder. Es tiempo que desde la referida organización empecemos a plantear la pauta nosotros, los ciudadanos, sin vacilar ni titubear, y que cuando el régimen responda con su circo cruel de engaños, sepamos mantener nuestra mira sobre el único y verdadero premio: la caída del tirano y la consecución de nuestra libertad. Todo esto es posible. Sin embargo, recordemos que, los líderes de semejante organización no son solo los dirigentes de una tolda política, también somos los ciudadanos activos. Nosotros cuando nos comunicamos. Nosotros cuando revelamos nuestra iniciativa y espíritu creador. Nosotros, empoderados, sin desconfianza ni temor, siendo capaces de tomar las riendas de nuestro propio destino. Sobre esto es lo que se trata: el triunfo de la verdad sobre la mentira.
@jrvizca