El 28 de marzo pasado se conmemoró un nuevo aniversario de la muerte del “Precursor” Francisco de Miranda, el héroe de origen canario incomprendido por los venezolanos. El título del artículo viene al caso porque cuando el Capitán General Vicente Emparan renunció el 19 de abril de 1810, fue reemplazado por un cubano, con raíces canarias, quien se mantuvo al frente en las provincias que apoyaban a España. Luego de la declaración de la independencia el 5 de julio de 1811, buena parte de la población no apoyaba a la Junta que dirigía al país, por considerarlos “mantuanos”. Este término cayó en desuso y es poco conocido.
España al conocer de los sucesos en Venezuela estaba invadida por Napoleón Bonaparte y tenía pocos recursos para apagar el fuego. A duras penas pudo enviar 8 meses más tarde unos bergantines con una menguada tropa de 200 infantes de marina, al mando del oficial canario capitán de fragata Domingo Monteverde. Luego de su desembarco cerca de Coro en marzo de 1812, este audaz personaje, ante la ausencia de una defensa adecuada, avanzó rápidamente hacia Caracas. El primer jefe de las fuerzas patriotas designado para enfrentarlo fue el Marques Francisco Rodríguez del Toro, de origen canario, quien no pudo detener el arrollador avance de la infantería de marina española. Mucho se ha escrito sobre la participación de Miranda y Bolívar en esos hechos. A continuación, expongo el resultado de mis investigaciones sobre este tema, en honor al “Precursor”, basado en investigación documental, incluyendo detalles poco conocidos.
Francisco de Miranda de padres canarios, fue el venezolano más universal, pero no tuvo mayor fortuna en nuestra patria. Sus ideas no calaron porque chocaban con los pensamientos de la casta de los mantuanos. Este grupo estaba compuesto por blancos criollos, hijos de acaudalados españoles nacidos en América. Los mantuanos eran llamados “grandes cacaos”, porque monopolizaban el cultivo y exportación de ese producto, que entonces era el principal rubro de exportación de la Capitanía General de Venezuela.
Las colonias de España estaban eran una sociedad estratificada racialmente. La casta superior eran los peninsulares nacidos en España, quienes gobernaban. Eran nombrados por la Corona Española y ocupaban los más altos cargos civiles, militares y del clero. Esta casta mantenía el control político y cobraba los impuestos reales. La explotación de las minas, ganado, producción de café, cacao con mano de obra esclava y el comercio mayorista de importación y exportación estaba en manos de los mantuanos. Por debajo de ellos estaba la casta de los “blancos de orilla”, de origen canario. Esas islas se consideraban una colonia y sus nativos no eran ciudadanos ibéricos. A los canarios por ser blancos se les autorizaba hacer comercio al detal a través de bodegas y panaderías y otras actividades que los peninsulares desdeñaban. Muchos canarios en Venezuela hicieron pequeñas fortunas, entre ellos el padre de Miranda. Mas abajo en la pirámide social estaban los pardos, quienes eran pobres en su gran mayoría. Los pardos eran libres, pero no tenían ningún poder. Esta mezcla incluía mestizos, mulatos, zambos e indios. En el fondo de la pila estaban los esclavos negros. En los estratos inferiores de los canarios, pardos y negros ardía la llama del descontento,
Para evadir la discriminación, los canarios acaudalados compraban grados militares para ellos y sus hijos. Por esta vía el padre de Miranda consiguió para Francisco un grado militar en España. Gracias a un hermano que vivía en Cuba, amigo del General de origen canario Juan Manuel Cagigal y Montserrate, nacido en Santiago de Cuba, logra conseguirle al Precursor una plaza como capitán ayudante en su regimiento. Este Cagigal era sobrino de un militar venezolano del mismo apellido. En 1781 cuando Cagigal fue nombrado Capitán General de Cuba, Miranda lo acompañó a la Habana y luego participó a su lado en la batalla de Pensacola en La Florida que era territorio español invadido por los franceses, aliado con rebeldes norteamericanos que luchaban por su independencia de los ingleses. En esa campaña ganó en combate el grado de teniente coronel e hizo contactos que le fueron muy útiles.
Al regresar a La Habana, Miranda empezó a ser considerado sospechoso por su relación con militares norteamericanos y por tener libros prohibidos por la inquisición. Para evitar ser detenido huye en una balandra a los EEUU donde arriba en junio de 1783, tres meses antes de la Batalla de York Town que selló la independencia norteamericana. Al terminar la guerra va a Filadelfia que era la capital del nuevo país donde se relaciona con la crema y nata de los revolucionarios, incluyendo a George Washington quien fue el primer presidente de los EEUU. Al pedir apoyo de armas y financiero para su proyecto, que no se limitaba a Venezuela sino incluía a toda Hispanoamérica, los americanos se disculparon porque para entonces España era su aliada contra los británicos.
Luego de más de un año tratando de convencer a los americanos, Miranda decide ir a Inglaterra a buscar apoyo y desarrollar su plan militar. Para entonces Gran Bretaña estaba en guerra con España y era posible que le dieran ayuda. Allí había fundado una logia masónica que contaba con miembros más jóvenes como José de San Martin y Bernardo O’Higgins que estaban dispuestos a rebelarse contra España y participar en su proyecto continental.
En Londres Miranda estudió la monarquía constitucional y decidió adoptarlo, con algunas variantes. En este tipo de estado existe una Carta Magna que establece separación de poderes. El Rey no es absoluto, ni centraliza el mando, su figura es decorativa, solo designa al Poder Ejecutivo nombrando al Primer Ministro que se encarga de gobernar. El Poder Legislativo lo ejerce una asamblea o parlamento, electo por los ciudadanos. El poder judicial es independiente. A partir de allí formuló su plan para establecer en Hispano América una federación compuesta por los viejos virreinatos y capitanías generales, gobernada por una monarquía constitucional al estilo inglés (el incanato), sin darle la exclusividad del poder a ningún grupo. La idea era establecer en Hispano América una federación similar a la norteamericana, pero gobernada por una monarquía constitucional al estilo inglés (el incanato), sin darle la exclusividad del poder a ningún grupo social. Muchos mantuanos consideraban esta idea como una amenaza peor que la española.
Miranda siendo militar, creo un plan para apoderarse de las Colonias Españolas en América. Al triunfar se pondría en vigencia “El Incanato”. El Precursor logra entrevistarse en Londres con el Primer Ministro William Pitt y presentó su plan que contemplaba dos invasiones, una en el norte en Venezuela comandada por el y otra en el sur en Argentina dirigida por José de San Martin. Al establecerse las cabezas de playa, las fuerzas patriotas avanzarían en un gigantesco movimiento de pinzas hacia Lima. Esta ciudad era el centro de gravedad de las colonias españolas en América y Perú era el principal productor de oro. Al caer Lima, el imperio ibérico colapsaría y seria reemplazado por el incanato.
Ante la propuesta Pitt le dice que no lo puede apoyar porque necesitan sus fuerzas para enfrentar la amenaza napoleónica. El tenaz revolucionario no se rinde y viaja a Francia a pedir apoyo en medio de la revolución francesa. Allí se hace girondino y gana en combate en 1792, en la Batalla de Valmy, el grado de general de los ejércitos franceses y su mención en el Arco de Triunfo. Al tomar el poder los jacobinos Robespierre lo encarcela acusándolo de conspirador de derecha y lo condena a la guillotina. En 1793 antes de ejecutarse la sentencia
Robespierre es detenido y Napoleón asciende a general a los 24 años.
En 1804 luego que El Gran Corso se autonombra emperador, Miranda regresa a los EEUU. En 1805 Miranda viaja a Washington que se había convertido en la nueva capital. Al ser recibido presenta su plan al presidente Jefferson y al secretario de Estado Madison. Ambos le informan que la Constitución norteamericana prohíbe una intervención directa en otros países, pero que no se opondrían a que levantara fondos privados para una invasión. De allí surgen las invasiones fallidas de 1806, donde Miranda descubre que la mayoría de sus compatriotas no estaban interesados en liberarse de España. Apesadumbrado regresa a Londres a rumiar su desencanto.
Luego que Napoleón invade a España, la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII envía a Londres en 1810 al coronel de 27 años Simón Bolívar encabezando una misión para pedir ayuda. Como Bolívar también era masón aprovechó para tratar de incorporar a Miranda. El futuro libertador era un joven que conocía el prestigio de Miranda, y le gustaba su plan militar, mas no el político. El futuro “Libertador” no creía que el modelo norteamericano era adecuado para Hispanoamérica y soñaba crear una república centralizada con un poder central fuerte, no una monarquía constitucional y menos una confederación. En ese momento las prioridades de Bolívar eran otras y Miranda a los 60 años no se veía como un contendor. Era viejo, pero su experiencia militar y capacidad como estratega eran bienvenidas y le convenía asociarse. Ya habría tiempo mas adelante para ocuparse de los detalles políticos. Finalmente convence a Miranda y en junio de 1810 este se embarca para Caracas a incorporarse a la lucha.
Al regresar Miranda a Caracas se encontró que el reemplazo del español Vicente Emparan como Capitán General de Venezuela era Fernando Miyares, un cubano, nacido en Santiago de Cuba, quien se desempeñaba como gobernador de Maracaibo. Miyares se mantuvo en su cargo hasta 1812 cuando el Capitán de Fragata Domingo Monteverde, al mando de apenas 200 hombres, desembarcó en Coro y avanzo sin oposición hacia Caracas reclutando seguidores en el camino. Ante la mortal amenaza, la Junta de Caracas designó a finales de mayo de 1812 a Miranda dictador y generalísimo de unos ejércitos patriotas que no existían.
El 30 de junio de 1812 en Puerto Cabello, Francisco Fernández Vinoni un subteniente canario del bando patriota traiciona a su jefe Bolívar, liberando y armando a los españoles detenidos en el Castillo de San Felipe. Luego de cruentos combates en Puerto Cabello, Bolívar huye el 7 de julio en el bergantín “Celoso” poniendo proa hacia La Guaira y pierde contacto con las fuerzas patriotas. El rápido y audaz avance de Monteverde y la falta de apoyo, obligaron a Miranda a capitular el 17 de julio de 1812 en un armisticio en San Mateo. Para entonces no tenia idea del destino de Bolívar.
En la guerra un armisticio es la suspensión temporal de hostilidades entre beligerantes. Luego de la firma del armisticio Monteverde lo desconoció e incumplió las clausulas referentes a no perseguir, ni detener a los patriotas, ni arrebatarle sus propiedades. Bolívar quien no conocía los términos del acuerdo se molestó con Miranda porque pensaba que se había rendido sin presentar combate y sin consultar con la Junta en Caracas. Al enterarse de la capitulación y que era perseguido y sus propiedades habían sido confiscadas, Bolívar consideró que Miranda era un traidor. Entretanto pese a la perdida de la 1ª republica la guerra continuó porque el armisticio no se cumplió y estaban vigentes las causas que constituían “casus belli”. En 1819, luego de la batalla de Boyacá, Bolívar al pasar revista a los prisioneros realistas reconoció a Fernández Vinoni y lo increpó diciéndole: “Ud. Sabe cual es la pena a los traidores?”. ¡El perjuro bajo la cabeza respondiendo: “La muerte!”. Acto seguido el Libertador ordeno que lo colgaran.
Años más tarde Bolívar, al final de sus días, reconoció hidalgamente su equivocación al entregar a Miranda y acusarlo injustamente. Palabras más, palabras menos dijo “Miranda fue un gran hombre y un patriota”. ¡Paz a sus restos! Entretanto los traidores modernos ahítos de botín, mientras sus compatriotas mueren deben prepararse para huir o serán colgados. ¡Han hecho demasiado daño!
@genpenaloza